Casi siempre solemos etiquetar cada edad, los terribles 2, los difíciles 3 y así sucesivamente, cada etapa tiene alguna característica diferente, mientras nuestros hijos van creciendo van desarrollando diferentes comportamientos, que valga verdades a nosotras las madres nos dejan agotadas física y muchas veces emocionalmente también. No somos psicólogas, muchas veces nos guiamos por los comentarios, por las "sugerencias" volviendo todo más caótico, confuso sin saber cómo reaccionar, perdemos el control y gritamos.
Hace algunos meses Fabiano mi hijo de 6 años había empezado a portarse de manera más madura, usaba mejor el razonamiento, pero también empezó a contestar, a cuestionar todo lo que le decimos, siempre quiere imponer sus deseos y actuar desafiante, es aquí cuando nosotros los padres y los demás empezamos con las molestas etiquetas "malcriado" o "su hijo el malcriado". Como madre me preocupa porque creo que todo comportamiento diferente tiene que tener un motivo, una razón, un punto de inicio que hace que desencadene este tipo de comportamientos, acaso estamos haciendo algo mal y no nos estamos dando cuenta?
Es aquí que descubro la crisis de personalidad de los 6 años.
Los expertos aseguran que los 6 años marcan dentro del desarrollo del niño una importante etapa de transición que conlleva toda una serie de reacciones fisiológicas y psíquicas, los niños sufren una crisis, y que muy probablemente sea la misma que experimentan a los 12 y 40 años. Esto que quiere decir que el niño se sentirá durante algunos meses desorientado, incómodo y con miedo, reaccionando a veces de forma desproporcionada, violenta o desconcertante. Las causas son el propio desarrollo, los cambios que experimenta y las nuevas realidades de las que ahora toman conciencia.
Así se manifiesta ésta crisis:
Del blanco al negro: Los cambios drásticos de humor son los rasgos más señalados en los estos niños, ya que suelen pasar de la risa, al llanto, de ser los niños más tiernos a los más agresivos. Van del blanco al negro con facilidad. A veces no son capaces de decidirse por ninguna opción en concreto , pues no suelen ser reflexivos y las alternativas que les ofrecemos los abruman. Podemos ayudarlos explicándoles con calma los pro y los contras de cada opinión, o sugiriéndoles sin imponer, a menos que sea algo importante, la más adecuada.
Sin medida: Ahora para ellos caso todos es desproporcionado en sus reacciones, corren, saltan, salen, se tiran, le pegan al amigo, lo abrazan. No son capaces de controlar sus reacciones, ni de dominar sus impulsos. Percibe más cosas de las que puede manejar. Es mejor comprender su situación e intentar tener rutinas que se repitan cada día. Como la hora de dormir, la hora del cuento, la hora del baño, etc.
No aceptan la autoridad como antes lo hacían. No hacen si rechistar todo lo que los padres le dicen y ordenan. Es importante que entendamos y me incluyo que este periodo de crisis no es fácil para los niños, se sienten vulnerables, indefensos, molestos e intranquilos.
A continuación unos tips que nos van a servir para sobrellevar ésta crisis de la mejor manera posible:
Primero en este momento, el castigo por sus berrinches es la peor solución, porque se revelará e incluso puede perder el control. Será mucho más efectivo tener paciencia (esto es super dificil), si tenemos que corregirlos los mejor es hacerlo con calma Y SIEMPRE EN PRIVADO (admito que lo he hecho varias veces públicamente) para que no sienta herido su orgullo. Y si no puedes porque sentimos que la sangre se nos subió a la cabeza, lo mejor es que nos vayamos a nuestro cuarto, nos calmemos y salgamos con mejor ánimo a calmar la situación.
Ellos siguen necesitando mucho afecto, que los abracemos y les digamos cuánto los amamos. Si nos rechazan alguna vez, respetemos su intimidad y volvamos a intentarlo cuando no hayan testigos.
En muchas ocasiones es difícil mantener la calma porque nos ponen los pelos de punta y nos hacen perder la paciencia. Aquí debemos recordar siempre, que la tensión y los gritos no llevan a ninguna parte. Si se ponen caprichosos y empiezan a llorar o desafiarnos, hay que dejarles las reglas claras y no consentir que incumplan lo que se les ha mandado a hacer. De ser necesario es mejor sentarlos a un lado o mandarlos a su cuarto hasta que se tranquilicen.
Lo que debemos tener muy claro es que éste período de crisis no es fácil para nuestros hijos, ellos están enfrentando la difícil situación de adoptar una nueva identidad y por lo tanto de asumir un rol distinto al que habían asumido hasta ahora. Sabiendo esto, es importante que le ofrezcamos mucha seguridad, confianza y cariño.
Primero en este momento, el castigo por sus berrinches es la peor solución, porque se revelará e incluso puede perder el control. Será mucho más efectivo tener paciencia (esto es super dificil), si tenemos que corregirlos los mejor es hacerlo con calma Y SIEMPRE EN PRIVADO (admito que lo he hecho varias veces públicamente) para que no sienta herido su orgullo. Y si no puedes porque sentimos que la sangre se nos subió a la cabeza, lo mejor es que nos vayamos a nuestro cuarto, nos calmemos y salgamos con mejor ánimo a calmar la situación.
Ellos siguen necesitando mucho afecto, que los abracemos y les digamos cuánto los amamos. Si nos rechazan alguna vez, respetemos su intimidad y volvamos a intentarlo cuando no hayan testigos.
En muchas ocasiones es difícil mantener la calma porque nos ponen los pelos de punta y nos hacen perder la paciencia. Aquí debemos recordar siempre, que la tensión y los gritos no llevan a ninguna parte. Si se ponen caprichosos y empiezan a llorar o desafiarnos, hay que dejarles las reglas claras y no consentir que incumplan lo que se les ha mandado a hacer. De ser necesario es mejor sentarlos a un lado o mandarlos a su cuarto hasta que se tranquilicen.
Lo que debemos tener muy claro es que éste período de crisis no es fácil para nuestros hijos, ellos están enfrentando la difícil situación de adoptar una nueva identidad y por lo tanto de asumir un rol distinto al que habían asumido hasta ahora. Sabiendo esto, es importante que le ofrezcamos mucha seguridad, confianza y cariño.
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